¿Quién es esa mujer? ¿Y qué hace mordiendo un collar de perlas?

Eso me preguntaron un día.

Pues no sé quien es
y supongo que muerde las perlas porque no tiene nada mejor que morder.

Eso fue lo primero que me vino,
despues pensé un poco.

Me acordé de las metáforas de clase de literatura...

Las perlas son tu dentadura.

Claro.

Esa mujer muerde el collar porque no te puede morder a tí...

...que eres lo más parecido al caos que he conocido nunca.

Habito en una isla de dos años y algo más
una isla sin nombre.

Tú también llevas ya un tiempo recluido en una isla
pero con nombre y lunares,

tengo la certeza de que estas jugando al escondite con la tristeza para que no te encuentre

esquivándote a mi mismo.

Falsa euforia.

No te preocupes de la caída... sabes que caeras, preocúpate de ir preparando tu aterrizaje.

Volviendo al collar, a las perlas y a la mujer...

Puede que cada perla sea un pequeño y precioso capricho pasajero...

o un recuerdo de algo que nunca existió...

o un recuerdo de algo placentero como restregar mi cara por tu pecho

a modo de caricia... e ir bajando...

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